La seguridad de red protege la infraestructura de comunicaciones, incluyendo enrutadores, conmutadores, servidores y dispositivos conectados, contra amenazas internas y externas. Esto se logra mediante herramientas como firewalls, que bloquean el acceso no autorizado, y sistemas de detección y prevención de intrusiones (IDS/IPS), que identifican y responden a actividades sospechosas en tiempo real.
La segmentación de red divide aún más los sistemas en zonas seguras, lo que limita el movimiento lateral de los atacantes. Estas estrategias son cruciales para prevenir ataques como ransomware, phishing e interceptación de datos.