Un equipo sin roles bien definidos puede volverse caótico, con tareas duplicadas o desatendidas. Definir las responsabilidades de cada miembro desde el principio es una práctica eficaz para evitar esto.
Por ejemplo, Amazonas utiliza el concepto de "dueños de procesos" dentro de sus equipos. Cada miembro es específicamente responsable de liderar un aspecto en particular, como la gestión de datos o la optimización de la entrega. Este enfoque garantiza que todos sepan qué se espera de ellos, evitando confusiones y mejorando la productividad.
Los roles claros también fomentan un sentido de pertenencia y motivación, ya que cada miembro comprende cómo su trabajo impacta el éxito del equipo.